Ser un rookie en la NBA no es nada sencillo. En bastantes aspectos, el baloncesto NCAA y el baloncesto NBA son prácticamente deportes diferentes. Por nivel de los jugadores, por velocidad de juego, por exigencias físicas. Incluso para jugadores con experiencia en entornos profesionales en Europa, como Salah Mejri, la adaptación puede llevar su tiempo. Por eso, Justin Anderson sabe que debe ser paciente.
El rookie de los Dallas Mavericks afronta su primera temporada en la liga sabiendo que tiene mucho que aprender y que cada minuto es una nueva oportunidad. Puede jugar 17 minutos en una noche y pasarse el partido completo en el banquillo en la siguiente, y en ambas situaciones tendrá varias lecciones que aprender.
“Soy un rookie,” dijo Anderson hace unas semanas. “¿Quién soy yo para pedir más? Tengo que bajar la cabeza y trabajar. Pero creo que muchos se olvidan de la importancia que tiene ganar partidos en el aprendizaje.”
Después de una gran liga de verano de Las Vegas en la que promedió 17.5 puntos y 4.2 rebotes, y con las lesiones de Chandler Parsons y Wesley Matthews, daba la impresión de que Justin Anderson iba a tener muchos minutos y un papel muy importante desde el principio. No fue así debido a la pronta recuperación de ambos jugadores, y la introducción de Anderson en el sistema de Rick Carlisle está sucediendo de forma más progresiva. En las dos últimas semanas el rookie está promediando su mayor cantidad de minutos desde noviembre, con su season-high en minutos en el último enfrentamiento contra los Miami Heat con más de 22.
“No puedes creértelo mucho ni tampoco bajar demasiado el ánimo,” dijo Anderson en una entrevista reciente a SportsDay. “Todo está siendo genial para mí hasta ahora. Cuando no juego veo lo que hace Chandler Parsons, veo lo que hace Wesley Matthews. Y si tengo errores Rick Carlisle me corrige. La temporada es larga, estoy seguro de que tendré oportunidades de demostrar mi potencia atlética, pero también quiero mostrar lo que puedo hacer en defensa, lanzando y creando jugadas.”
Desde su llegada a los Dallas Mavericks, Rick Carlisle instauró en el equipo su filosofía, a la cual en muchas ocasiones se ha referido como ‘be ready’ (estar listo), porque en cualquier momento, incluso si llevas una semana sin jugar, puede llegar tu momento. Y Anderson ha abrazado por completo esa forma de pensamiento.
“Tienes que estar metido en el partido pase lo que pase. Concentrarte en cada posesión, analizar qué está pasando,” dijo Anderson a Sporting News. “Tienes que pensar: si entrase ahora cómo podría impactar en el juego, ya sea en ataque o en defensa. Tienes que estar siempre listo, porque todos saben jugar, todos tienen talento, y nunca sabes cuándo van a decir tu número. Puede que te toque entrar y defender a Kobe Bryant o a otra súper estrella, y tienes que estar listo. Y, sobre todo, debes entender que esos minutos – ya sean 30 segundos, 2 minutos u 8 minutos – importan mucho en tu carrera y tienes que darlo todo.”
Parte del aprendizaje de ‘Simba’ se produce también disputando partidos de la D-League con los Texas Legends. Cuando el alero juega para el equipo entrenado por Nick Van Exel demuestra su categoría superior a sus rivales, promediando 23.8 puntos y 3.1 asistencias en los seis partidos que ha disputado. Los jugadores llamados a tener un rol en la NBA acostumbran a dominar de esa manera en las oportunidades que reciben en la liga de desarrollo.
La D-League es para Anderson una forma de sumar más minutos a su aprendizaje mientras Rick Carlisle sigue de cerca sus evoluciones.
“Cuando tenemos a todos nuestros jugadores la ecuación para que todos tengan minutos es muy complicada,” dijo Carlisle. “Simplemente o hay suficientes minutos para todos. Justin ha estado genial, su entusiasmo es contagioso. E muy similar a como era (Jae) Crowder. La diferencia es que nuestro equipo estaba estructurado de forma diferente cuando Crowder era un rookie y había más tiempo de juego para él. La situación de Anderson va a ser un poco más esporádica en cuanto a minutos, pero seguirá trabajando. La clave para él es mantener las cosas simples, trabajar duro y mantenerse dentro del sistema. Nos encanta su entusiasmo, nos encanta su juego.”
Con el cansancio causado por un duro mes de enero y las lesiones de varios compañeros, Rick Carlisle ha utilizado más a menudo a su rookie en los últimos encuentros. Puede que más adelante le vuelva a tocar estar más tiempo en el banquillo, pero Justin Anderson sabe que su labor es aprender de cada situación para ser un jugador de impacto en el futuro de los Dallas Mavericks.
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