Salah Mejri no es como el resto de rookies a los que estamos acostumbrados a ver en la NBA. Para bien y para mal Mejri tiene 29 años. Para bien porque eso significa que su nivel de madurez es mayor que el de un novato normal. Para mal porque quizás eso signifique que su potencial sea menor. Pero en el caso del tunecino, hay que hacer matices en el asunto de la edad.

Mejri llegó a la NBA tras tres temporadas en la mejor liga del mundo fuera de estados unidos, la ACB española. En sus dos últimos años estuvo en el Real Madrid, lo cual significa que compitió contra los mejores pívots de la liga española en ACB y contra los mejores de Europa en la Euroliga, competición en la cual el Madrid fue finalista y campeón en los dos años de Mejri allí. Por lo tanto, sin ser lo mismo que competir en la NBA todas las noches, el pívot ganó experiencia contra profesionales que le exigían el máximo, y compartió vestuario con gente con experiencia NBA como Andrés Nocioni, Sergio Rodríguez y Rudy Fernández, el drafteado por los Rockets Sergio Llull, o Nikola Mirotic.

La experiencia de Mejri también ha llegado en competiciones internacionales con la selección de Túnez. En 2011 Salah llevó a su equipo a ser campeón del Afrobasket, siendo nombrado MVP del torneo, y clasificándose así para unos Juegos Olímpicos de Londres 2012. Era la primera vez que una selección árabe se clasificaba para el torneo olímpico desde 1988. En Londres 2012 Mejri fue el líder en tapones con 3.4 por partido y fue segundo en rebotes. En 2015 volvió a llevar a Túnez a la final del Afrobasket, pero una lesión impidió que repitieran el éxito.

“Me resulta realmente gracioso porque he jugado a esto durante bastante tiempo,” dijo Mejri tras el último partido contra los Oklahoma City Thunder. “Vale, aún soy un rookie en lo referente a la NBA, pero un rookie veterano que ha jugado mucho al baloncesto al otro lado del océano. Por eso ya tengo confianza en mí mismo, creo en mí, en que puedo hacer ciertas cosas. Quizás sea nuevo aquí pero me conocen. Saben que soy un taponador”.

Pero el otro aspecto clave para entender que Salah no es un rookie normal es conocer su pasado y su evolución. El pívot de los Mavericks no comenzó a jugar temprano, siguió haciéndolo en el instituto, pasó al equipo de la universidad y después a profesionales como la mayoría de jugadores de la liga. No fue hasta los 18 años cuando empezó a jugar al baloncesto, una edad en la que los mejores universitarios estadounidenses ya están pensando en dar el salto a la NBA. Es por esto por lo que podemos considerar que sus progresos no siguen los patrones habituales de cualquier jugador, y Mejri podría alcanzar su techo a una edad más avanzada.

En su caso, el salto fue comenzar a jugar más en serio para un equipo tunecino a los 20 años. En el año de su draft natural, 2008, en el que lógicamente o salió elegido, algunos clubes europeos de segunda fila empezaban a fijarse en él. Cuando firmó en 2010 en la liga de Bélgica ya tenía 24 años, y empezaba a creer que podría ganarse la vida jugando a baloncesto. Dos años después, en 2012, fichó por un modesto club de la ACB, el Obradoiro, y después de una gran temporada en la que fue nombrado jugador revelación, firmó por el Real Madrid. En tres años de imparable evolución, había pasado de jugar en Túnez a hacerlo en uno de los mejores equipos de Europa. En un ascenso tan rápido, el siguiente paso estaba claro: intentarlo en la mejor liga del mundo.

El mayor problema para un hombre alto acostumbrado al baloncesto FIBA es adaptarse a las exigencias físicas y a la mayor velocidad del juego en la NBA, así como a tener que competir al máximo nivel cada noche. Pero el conocimiento avanzado del juego y la experiencia ya las tiene en su haber.

Esa experiencia e inteligencia las vemos, por ejemplo, a la hora de defender y de atacar el pick and roll, una de sus especialidades. En esta acción Mejri realiza un trap inteligente y consigue un robo de balón. Después vuelve a cerrar el paso al base rival, y su envergadura intimida a Westbrook, quien no se atreve a pasar a Ibaka con Parsons atento a la ayuda y al robo.

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Mejri es un taponador, pero no es un cazador de tapones. Esto quiere decir que no es un defensor que se olvide de su par en busca de los tapones. Salah es capaz de leer la defensa y saber cuál es el momento oportuno para ir a taponar.

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En ataque sirva esta otra posesión como ejemplo. Mejri pone un buen bloqueo y recibe el balón lejos de la canasta, pero es capaz de botar, de irse en velocidad de Ibaka, y de sacar una falta en la que casi convierte la canasta.

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Los más complicado este año para Mejri es encontrar minutos. El gran nivel de Zaza Pachulia se une a las buenas sensaciones que han dejado JaVale McGee y Dwigth Powell. Pero eso no significa que Rick Carlisle no lo tenga en cuenta.

“Yo no dudo a la hora de utilizar a cualquiera de nuestra plantilla,” dijo Carlisle. “Todo el mundo ha jugado cuando ha sido necesario. Él (Mejri) se ha quedado un poco fuera por la profundidad que tenemos ahora en el pívot. En estos dos partidos contra los Thunder ha demostrado que quizás merezca algunos minutos.”

Mejri tiene un contrato multianual con los Mavericks, por lo que la franquicia tiene la posibilidad de continuar a largo plazo con este proyecto si sigue interesada. Por ahora el tunecino ha estado en un segundo plano, pero no olvidado. Como parte de su adaptación, los Mavs lo han asignado en numerosas ocasiones a los Texas Legends de la D-League.

“La D-League es totalmente diferente a jugar en la NBA pero ha sido positivo para mi jugar allí y disfrutar de minutos y así ganar confianza,” dijo Mejri a Solobasket. “Para hacer las cosas que he estado entrenado e intentar coger ritmo de partido. Y también poder trabajar en otros aspectos como intentar controlar mis emociones.”

Para un pívot que principalmente destaca por su defensa y por ser un jugador complementario, es complicado destacar en una liga como la D-League. Sus promedios son de 8.5 puntos y 7.7 rebotes en esos encuentros, pero su verdadero impacto se encuentra en la protección del aro, con 2.88 tapones por encuentro. Se trata del segundo mejor promedio de la competición entre aquellos que han jugado al menos el mismo número de partidos que él.

Más allá de sus minutos o sus números, Salah Mejri tiene también el respeto de sus compañeros de vestuario.

“Es un buen jugador, realmente lo es,” dijo Wesley Matthews. “Es uno de esos tipos que saben cómo jugar. Quizás no lo parezca, pero cuando se encienden los focos del pabellón, se convierte en una persona diferente.”

Hay un aspecto en el que Mejri sí que es igual que muchos de los rookies de la liga: simplemente se concentra en trabajar duro mientras espera su oportunidad.

“Yo intento hacer lo que mejor hago,” dijo Mejri. “Pick and roll en ataque y defensa, e intentar proteger el aro. Creo que mis tapones dan energía a mis compañeros y a los fans. Simplemente hago mi trabajo, ¿sabes? No es que esté intentando hacer algo alocado.”

Como un buen veterano que ya conoce de sobra lo que puede y lo que no puede hacer. Aunque en su ficha en la NBA ponga “rookie.”

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